en el momento justo de inercia

lunes, 28 de noviembre de 2011

TEATRO ROMANO DE CARTAGENA / RAFAEL MONEO

El casco histórico de Cartagena se encuentra al sur de la actual ciudad marítima, rodeado por 5 colinas y abrazando al puerto deportivo. 
Paseando por sus calles de trazado medieval podemos encontrar domus romanas en los sótanos de edificios modernistas y castillos medievales sobre fortalezas de la Guerra Civil. Contrastes acusados que pasean por la historia de la arquitectura y que en ocasiones se solapan de manera literal arremolinándose en torno al centro neurálgico de actividad urbana, comercial, artística y deportiva de una ciudad que lleva en funcionamiento más de dos mil años.
Desgraciadamente, la zona se encontraba en un lamentable estado de degradación. Pese a ésto resulta difícil de imaginar un espacio urbano más inspirador que una colina que se alza frente a un palacio consistorial modernista y oculta en su interior tantas capas sucesivas de ocupación (romana, bizantina, árabe, medieval,...) coronada con las ruinas de una catedral bombardeada. 
El proyecto de Rafael Moneo proponía además de la dotación de la ciudad con un Museo y la restauración del Teatro romano, un centro de investigación, la reactivación de la zona y su reorganización

Se combinan dos estrategias principales:
  • El predominio de las preexistencias disponibles en detrimento de la nueva intervención y el contraste entre las dos vertientes. (Cabe resaltar que la zona de actuación forma parte del P.E.O.P)
  • La comunicación mediante corredores subterráneos en contraposición con la colonización del espacio público.


De esta manera, el acceso al edificio se efectúa a través del Palacio Riquelme (un palacio modernista preexistente) que da paso a un corredor subterráneo que pasa bajo una vía principal hasta el segundo edificio de nueva construcción a través del que se suceden diferentes salas temáticas que albergan la exposición permanente y desembocan en un segundo corredor, bajo la Catedral de Cartagena (Santa María la vieja) cuyo recorrido nos presentan sucesivos hallazgos arqueológicos en su emplazamiento original (mosaicos romanos y una estela discoidal pertenecientes a los restos de una casa romana, el muro de una edificación medieval y un edificio religioso medieval). Finalmente al volver a la superficie nos encontramos con el teatro romano, la atracción principal.
La salida se realizará por la Plaza de la Condesa Peralta, que ha sido remodelada. y ha permitido la articulación del Teatro con la trama urbana dieciochesca al norte del mismo. 
El proyecto consigue armonizar la urbanización de la zona dotándola de espacios verdes, zonas de paseo y uniformando el viario circundante. 
Se vale de las viviendas más tradicionales del Arrabal Viejo al este del museo de cubiertas con tejas que evocan las cubiertas romanas jugando con el punto de vista, sin dejar de lado la aportación de una reinterpretación contemporánea a la plaza del ayuntamiento, de carácter claramente modernista y al oeste del edificio. (la entrada a la ciudad por vía marítima).  Magnificando el ambiente cosmopolita y reforzando el espacio más público de la ciudad por antonomasia.

Los dibujos son míos, que conste.



El arquitecto y su equipo han sabido pivotar sobre el edificio principal la conexión del entramado urbano con el parque del Castillo de la Concepción dándole un acceso fluido e intuitivo del que carecía a priori. 
Por otro lado, parece importante mencionar que el edificio no sólo se relaciona con el entorno superficial y el entramado urbano, sino que también está en estrecha comunión con la arqueología de la zona. En lugar de un contenedor para ella, ha creado un espacio para con ella. sirviéndose de ella para servirla. (Las piezas repuestas son fácilmente identificables, de manera que no se priva al teatro de su condición de yacimiento).
Como conclusión se podría decir que Moneo redescubre esta parte de la ciudad, se mimetiza con ella y le saca el máximo partido con un acertado “golpe de kárate”.

lunes, 17 de octubre de 2011

La vida modela

Le Corbusier.

Qué poco que decir que no se haya dicho ya y cuánto misterio sin embargo.
Es por esto que vengo a hablar un poquito de una faceta más o menos desconocida del arquitecto.
Encuentro páginas en las que se afirma que uno de los grandes referentes de la arquitectura del S.XX nunca habitó en una casa hecha por él mismo. Pues bien, investigando por ahí encuentro lo siguiente:

 "Le Corbusier: Choix de Lettres" pg 210 en la primera nota al margen
(querría haber citado textualmente, pero por desgracia google books no me permite visualizarla de nuevo)

 Por lo que mi humilde Francés me ha permitido entender, se habla de un "immeuble" del que, al parecer, poco hay en la red, y en el que se afirma, vivió una temporada larga (información que contrastándola parece no ser cierta, pues otras fuentes afirman que pasó un par de años puesto que su mujer no la encontraba lo suficiente femenina)

de cualquier manera, contextualizando grosso modo L'inmeuble Molitor (1930) a nivel personal, pues es lo que interesa en el presente ejercicio. Podríamos decir que Le Corbusier, después de llegar de sus viajes por Buenos Aires, Brasil y Argel, acabando de Conocer a la bailarina Josephine Baker, se casa con la modelo y costurera Yvonne Gallis (1930) y convierten éste en su hogar.















miércoles, 16 de marzo de 2011

Lazos

mentira!

Nudos marineros...

Lazos...

meNudos!